El principio de la sabiduría es el temor al Señor; los necios desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Hijo mío, si los pecadores quisieran engañarte, no te dejes llevar por ellos.
Pero, hijo mío, no vayas por su camino; ¡aleja tus pasos de sus veredas! Sus pies corren hacia el mal, ¡se apresuran a derramar sangre!
Los incautos mueren por sus propios desvíos; a los necios los destruye su autosuficiencia. Pero los que me oyen vivirán tranquilos, sin sobresaltos ni temor de ningún mal.»
Proverbios 1:7,10, 15-16, 32-33