Estudio Viernes 19 de Junio 2015

»Mueren los hombres justos, pero eso a nadie le importa. Muere la gente piadosa, sin que nadie entienda que su muerte es resultado de la maldad. Todos los que obedecen a Dios pasan a mejor vida y reposan en su lecho de muerte.
Yo daré a conocer tu justicia y tus obras, y éstas de nada te servirán. »Cuando pidas ayuda, ¡que vengan a salvarte tus ídolos! Pero a todos ellos se los llevará el viento; ¡un soplo los arrebatará! Pero los que en mí confían recibirán la tierra como su herencia y tomarán posesión de mi santo monte.
Porque así ha dicho el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es santo: “Yo habito en las alturas, en santidad, pero también doy vida a los de espíritu humilde y quebrantado, y a los quebrantados de corazón.” Yo no voy a estar peleando siempre, ni siempre voy a estar enojado, porque entonces decaerían ante mí el espíritu y el hálito de vida que yo mismo he creado. Yo me enojé y herí a mi pueblo por su malvada codicia; tanto me indigné que les volví la espalda, pero ellos siguieron el camino que les dictó su corazón. Ya he visto el camino que siguen, pero a pesar de eso los sanaré y los consolaré; a ellos y a los que lloran los dirigiré, y haré que con sus labios digan: “Paz al que está lejos; paz al que está cerca”. Yo, el Señor, prometo que los sanaré.» Pero los impíos son como el mar en tempestad, cuyas aguas no pueden estarse quietas, y en su movimiento arrojan cieno y lodo. Por eso mi Dios ha dicho: «No hay paz para los impíos». (‭Isaías‬ ‭57‬:‭1-2, 12-13, 15-21‬ RVC)

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