Gracias Señor por tan linda noche, gracias por el buen estudio que nos diste hoy, gracias a todas por su asistencia y por sus comentarios, cada miércoles apredemos más no sólo de la palabra sino también las unas de las otras. A las que estan enfermitas las extrañamos muuuuucho, esperamos que se recuperen pronto y las mantendremos en nuestras oraciones.
Hoy repasamos el tema del domingo; “Nos hace falta esperanza” y la idea grande de hoy fue; “La resurrección nos da esperanza verdadera, completa y segura” muchas veces demostramos nuestra falta de esperanza por preocuparnos por el futuro, por la inseguridad que sentimos por las cosas que pasan a nuestro alrededor, por tener miedo, a veces esa falta de esperanza nos lleva a amontonar riquezas en esta tierra, a buscar aprobación de otros e incluso a manipular gente.
Si realmente creemos en la resurrección de Jesús debemos de ser las personas con más esperanza en este mundo, porque la resurrección de Jesús nos da la seguridad de que venció la muerte y logró su victoria sobre ella, esto tiene gran valor para nosotros los cristianos porque por que al vencer la muerte Jesús nos da la entrada al cielo y podemos vivir con esperanza, sin temor y con la seguridad de que a pesar que seguimos siendo imperfectos, por su perfección y por entrar en su pacto al haber aceptado el evangelio por arrepentirnos y bautizarnos, podemos gozar de nuestra propia resurrección y de vivir una vida eterna al lado de nuestro Señor y Salvador.
En primer lugar, les he enseñado lo mismo que yo recibí: Que, conforme a las Escrituras, Cristo murió por nuestros pecados; que también, conforme a las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día; y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos aún viven, y otros ya han muerto. Luego se apareció a Jacobo, después a todos los apóstoles; y por último se me apareció a mí, que soy como un niño nacido fuera de tiempo.
Pero, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de ustedes dicen que los muertos no resucitan? Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene sentido, y tampoco tiene sentido la fe de ustedes. Entonces resultaríamos testigos falsos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido… ¡si es que en verdad los muertos no resucitan! Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes no tiene sentido, y ustedes todavía están en sus pecados. En tal caso, también los que murieron en Cristo están perdidos. Si nuestra esperanza en Cristo fuera únicamente para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los hombres; pero el hecho es que Cristo ha resucitado de entre los muertos, como primicias de los que murieron; porque así como la muerte vino por medio de un solo hombre, también por medio de un solo hombre vino la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
Tal vez alguien pregunte: ¿Y cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? No preguntes tonterías. Lo que tú siembras no cobra vida, si antes no muere. Y lo que siembras no es lo que luego saldrá, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de algún otro grano; pero Dios le da el cuerpo que quiso darle, y a cada semilla le da su propio cuerpo. No todos los cuerpos son iguales, sino que uno es el cuerpo de los hombres, y otro muy distinto el de los animales, otro el de los peces, y otro el de las aves. También hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero la gloria de los celestiales es una, y la de los terrenales es otra. Uno es el esplendor del sol, otro el de la luna, y otro el de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en su magnificencia. Así será también en la resurrección de los muertos: Lo que se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción; lo que se siembra en deshonra, resucitará en gloria; lo que se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra un cuerpo animal, y resucitará un cuerpo espiritual. Porque así como hay un cuerpo animal, hay también un cuerpo espiritual. Así también está escrito: «El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser con vida»; y el postrer Adán, un espíritu que da vida. Pero lo espiritual no vino primero, sino lo animal; y luego lo espiritual. El primer hombre es terrenal, de la tierra; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Semejantes al terrenal, serán también los terrenales; y semejantes al celestial, serán también los celestiales. Y así como hemos llevado la imagen del hombre terrenal, así también llevaremos la imagen del celestial. Pero una cosa les digo, hermanos: ni la carne ni la sangre pueden heredar el reino de Dios, y tampoco la corrupción puede heredar la incorrupción. Presten atención, que les voy a contar un misterio: No todos moriremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Pues la trompeta sonará, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que lo corruptible se vista de incorrupción, y lo mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto, que es corruptible, se haya vestido de incorrupción, y esto, que es mortal, se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: «Devorada será la muerte por la victoria». ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Porque el pecado es el aguijón de la muerte, y la ley es la que da poder al pecado. ¡Pero gracias sean dadas a Dios, de que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! Así que, amados hermanos míos, manténganse firmes y constantes, y siempre creciendo en la obra del Señor, seguros de que el trabajo de ustedes en el Señor no carece de sentido. (1 Corintios 15:3-8, 12-22, 35-58 RVC)
Señor gracias por la muerte y resurreción de Tu hijo, te pido que cada día vivamos con la esperanza de nuestra propia resurrección, que nos ayudes a vivir como criaturas nuevas, que nos des deseo de seguirte cada día y que no perdamos nuestra salvación, te lo pedimos en nombre de Jesucristo, Amén.
Dios las cuide y que sane a las que estan enfermitas.
Las quiero mucho;
Jackie C.