Si el que te odia tiene hambre, dale de comer;
y si tiene sed, dale de beber.
Así harás que se avergüence de su conducta,
y el Señor habrá de recompensarte.
Es mejor vivir en un rincón del techo
que convivir con una mujer pendenciera.
Prov. 25:21-22, 24
No conviene la nieve en el verano,
ni la lluvia en el tiempo de la siega,
ni colmar de honores al necio.
Nunca respondas al necio con necedades,
para que no resultes ser otro necio.
Responde al necio conforme a su necedad,
para que no se crea demasiado sabio.
Dejarse llevar del enojo en un pleito ajeno
es como querer sujetar a un perro por las orejas.
Aunque el odio se encubra con disimulo,
la maldad se hará manifiesta en la comunidad.
La lengua falsa aborrece al que ha herido;
la boca zalamera conduce al desastre.
Prov. 26:1, 4-5,17,26,28