Estudio Miércoles de Junio del 2016

Gracias Padre por este bonito día, gracias por la linda amistad que hemos gozado por muchos años, y por la armonía en la que vivimos en ésta comunidad, gracias por guardanos Padre. Gracias a todas por sus comentarios, por sus testimonios y por su buen sentido del humor 🙂

El estudio de hoy hizo referencia al mensaje del domingo, el tema fue: “El Por Qué de las Persecuciones”, la idea grande fue: “El evangelio causa conflicto, problemas y enemistad” y la aplicación fue: “Tenemos que escoger seguir a Cristo no importa el costo” vimos que las persecusiones pueden ocurrir por que damos mal testimonio vez tras vez tras vez y la gente no mira cambios en nosotros y muchas veces la persecusión es consecuencia de nuestros malos actos. También la persecusión puede ocurrir por que nosotros somos embajadores del evangelio y a veces el evangelio molesta o trae disgusto a la gente y como consecuencia nos ganamos enemistades, problemas y hasta mal tratos.

Como leímos hoy en la Biblia si vamos a seguir a Jesús, Él va a ser la causa de mucha de nuestras persecuciones, y Jesús nos advierte que la persecución la recibiremos de personas que más queremos, por ejemplo de nuestros padres, nuestros hermanos, nuestras amistades de años y con los que hemos convivido tanto, pero como muy bien comentaron si nuestro Señor Jesucristo sufrió gran persecución que fue perfecto pues con mucha más razón nos perseguiran a nosotras que no somos perfectas y el comentario que más me gusto fue; echemole ganas agarremos nuestra cruz y sigamos firmes hasta el final 🙂

 »No piensen que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.  He venido para poner al hijo contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. Los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que ama a su hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.  El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:34-39

 Pero gracias a Dios, que en Cristo Jesús siempre nos hace salir triunfantes, y que por medio de nosotros manifiesta en todas partes el aroma de su conocimiento. Ciertamente, para Dios somos el fragante aroma de Cristo, tanto en los que se salvan como en los que se pierden.Para éstos somos olor de muerte, que lleva a la muerte, y para aquéllos somos olor de vida que lleva a la vida. ¿Quién está calificado para una tarea tan importante? Nosotros no somos como muchos, que negocian con la palabra de Dios, sino que hablamos de Cristo con sinceridad, como enviados por Dios, y en la presencia de Dios.¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos acaso que presentarles a ustedes, o pedir de ustedes, cartas de recomendación, como hacen algunos?  Nuestras cartas son ustedes mismos, y fueron escritas en nuestro corazón, y son conocidas y leídas por todos.  Es evidente que ustedes son una carta escrita por Cristo y expedida por nosotros; carta que no fue escrita con tinta sino con el Espíritu del Dios vivo, y no en tablas de piedra sino en las tablas de corazones que sienten.  Ésta es la confianza que tenemos ante Dios por medio de Cristo. Y no es que nos creamos competentes por nosotros mismos, como si esta competencia nuestra surgiera de nuestra propia capacidad. Nuestra competencia proviene de Dios, pues él nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica. Si el ministerio que llevaba a la muerte, y cuya letra estaba grabada en piedra, fue tan glorioso que los hijos de Israel no podían ni mirar el rostro de Moisés debido al resplandor que su rostro reflejaba, aunque era un resplandor efímero, ¿no será más glorioso aún el ministerio del Espíritu? A decir verdad, si el ministerio de la condenación fue glorioso, más glorioso aún será el ministerio de la justificación;  Pues incluso lo que fue glorioso en su momento, ya no lo es tanto si se le compara con la gloria más excelsa. Y si lo perecedero era glorioso, mucho más glorioso será lo permanente. Por lo tanto, como nosotros tenemos tal esperanza, actuamos con plena libertad. No actuamos como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para que los hijos de Israel no se fijaran en el fin de lo perecedero.  Pero la mente de ellos se endureció, y hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, llevan puesto el mismo velo, que solamente por medio de Cristo puede ser quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando leen a Moisés, el velo les cubre el corazón; pero ese velo les será quitado cuando se conviertan al Señor.  Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por lo tanto, todos nosotros, que miramos la gloria del Señor a cara descubierta, como en un espejo, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.Por lo tanto, puesto que por la misericordia de Dios hemos recibido este ministerio, no nos desanimamos;  por el contrario, renunciamos a lo oculto y vergonzoso, y no andamos con engaños, ni falseamos la palabra de Dios, sino que por medio de la manifestación de la verdad nos recomendamos a toda conciencia humana delante de Dios.  Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, lo está entre los que se pierden; pues como ellos no creen, el dios de este siglo les ha cegado el entendimiento para que no resplandezca en ellos la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, sino que proclamamos a Jesucristo como Señor, y nos declaramos siervos de ustedes por amor a Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas surgiera la luz, es quien brilló en nuestros corazones para que se revelara el conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo. 2 Corintios  2:14- 4:6

Señor gracias por las persecuciones que recibimos en tu nombre, te pedimos que nos sigas llenando de Tu Espíritu Santo y de Valor para poder tomar nuestra cruz y seguirte, te lo pedimos en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Que Dios las bendiga 🙂

Jackie C.

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