Estudio miércoles 13 de abril del 2016

Gracias Señor por otra linda noche, gracias por el estudio de hoy, gracias por bendecirnos con tantos niños 🙂 cuanto cariño hay en mi casa los miércoles, los adoró mis bebés.

El tema del estudio de hoy fue: “¿qué? O ¿Cómo? Y la idea grande de hoy fue: “Dios nos dice qué hacer, y Él provee el cómo” Dios en la historia del hombre ha pedido o ha enviado a muchas personas ha hacer tareas, muchos obedecieron e hicieron grandes obras que hasta hoy recordamos y que han hecho historia y también muchos le desobedecieron y tuvieron malas consecuencias en su vida que también han quedado en la historia. Dios mando ha hacer cosas difíciles desde profetizar a un pueblo rebelde hasta hacer un arca para salvar a 8 personas y ÉL siempre dió qué hacer y dió el cómo hacerlo.

Lo mismo hace con nosotros Él nos asigna tareas, nos dice que hacer y nos da el cómo hacerlo, también nos da la libertad de obedecer y hacer la tarea o no. Muchas veces nosotros tenemos la tendencia de desobedecer a Dios y rechazar el trabajo que Él nos da, a veces justificamos el no hacerlo y ponemos miles de excusas, pero si leemos nuestras Biblias sabremos que para Dios no valen las excusas, si estamos dispuestos a obedecerle Él nos equipa para hacer el trabajo que tiene preparado de antemano para nosotras, como lo hizo con Moisés, Noé, Abraham, los apóstoles para mencionar a algunos.

Nosotros somos hechura suya; hemos sido creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas. Efesios 2:10

No lleven consigo oro ni plata ni cobre, 10 ni mochila para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el obrero es digno de su alimento. Mateo 10:9-10

La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: «Antes de que yo te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras, te santifiqué y te presenté ante las naciones como mi profeta.» Yo dije: «¡Ay, Señor! ¡Ay, Señor! ¡Date cuenta de que no sé hablar! ¡No soy más que un muchachito!» Pero el Señor me dijo:«No digas que sólo eres un muchachito, porque harás todo lo que yo te mande hacer, y dirás todo lo que te ordene que digas. No temas delante de nadie, porque yo estoy contigo y te pondré a salvo.»

—Palabra del Señor. Jeremías 1:4-8

 Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve. Gracias a ella, nuestros antepasados fueron reconocidos y aprobados. Por la fe entendemos que Dios creó el universo por medio de su palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de lo que no se veía.

Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, y por eso fue reconocido como un hombre justo, y Dios aceptó con agrado sus ofrendas. Y aunque Abel está muerto, todavía habla por medio de su fe. Por la fe, Enoc traspuso sin morir el umbral de la muerte, y nunca más se supo de él, porque Dios le hizo cruzar ese umbral; pero antes de cruzarlo, todos reconocieron que él era del agrado de Dios. Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que sabe recompensar a quienes lo buscan. Por la fe, con mucho temor Noé construyó el arca para salvar a su familia, cuando Dios le advirtió acerca de cosas que aún no se veían. Fue su fe la que condenó al mundo, y por ella fue hecho heredero de la justicia que viene por medio de la fe.

Por la fe, Abrahán obedeció cuando fue llamado, y salió sin saber a dónde iba, y se dirigió al lugar que iba a recibir como herencia. Por la fe, habitó en la tierra prometida como un extraño en tierra extraña, y vivió en tiendas con Isaac y Jacob, quienes eran coherederos de la misma promesa; porque esperaba llegar a la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe, Sara misma recibió fuerzas para concebir, aunque era estéril, y dio a luz, aun cuando por su edad se le había pasado el tiempo, porque creyó que era fiel quien le había hecho la promesa. Por eso también, de un solo hombre, que ya estaba casi muerto, llegó a tener una multitud de descendientes, tan numerosos como las estrellas del cielo y tan incontables como la arena que está a la orilla del mar.

Por la fe, todos ellos murieron sin haber recibido lo que se les había prometido, y sólo llegaron a ver esto a lo lejos; pero lo creyeron y lo saludaron, pues reconocieron que eran extranjeros y peregrinos en esta tierra. Porque los que dicen esto, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubieran estado pensando en la patria de donde salieron, tiempo tenían para volver. Pero ellos anhelaban una patria mejor, es decir, la patria celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse su Dios; al contrario, les ha preparado una ciudad. Hebreos 11:1-16

Señor te damos gracias de nuevo por darnos el privilegio de reunirnos, te pedimos que Tú Espíritu Santo nos de los ánimos, un deseo fuerte que no podamos resistirnos a hacer Tu voluntad, que nos guíe a tomar decisiones sabias en nuestra vida, que no nos dejemos ser vencidas por los poderes espirituales que gobiernan éste mundo, que seamos guías de personas que están lejos de Ti sin ser influenciadas por ellas, te lo pedimos en nombre de Jesús, Amén.

Qué Dios las bendiga;

Jackie C.

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