Gracias Señor por otro buen estudio, gracias por habernos reunido de nuevo y darnos tan linda noche.
El día de hoy estudiamos sobre la oración, como Dios quiere que oremos. Dios no quiere que nos llenemos de palabras sin sentido, ni que hagamos locuras para que nos escuche, lo que Él quiere es un corazón bien intencionado, que busquemos tener una buena relación con Él, un corazón lleno de arrepentimiento y que confiese pecados.
Hoy vimos dos historias que hablan de oración en la Biblia, una de alguien que oró con mucho orgullo contrario al otro que oró con mucha humillación y es así que Dios quiere que oremos. La otra historia fue el ejemplo de los profetas de dioses falsos y como ellos pedian con toda algarabía, griterío a su dios por casi todo el día y como Elias el profeta de Dios hizo una oración sencilla y Dios le escucho.
En sintesis Dios quiere que le oremos de corazón y no para que otros nos vean, si otros nos ven que no sea porque lo hicimos con ese intención, sino que sea porque la intención que hay en nuestro corazón es comunicarnos con nuestro Padre.
A algunos que, confiando en sí mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás, Jesús les contó esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro, recaudador de impuestos. El fariseo se puso a orar consigo mismo: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— ni mucho menos como ese recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo.” En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”
»Les digo que éste, y no aquél, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» Lucas 18:9-14
Acab convocó en el monte Carmelo a todos los israelitas y a los profetas.Elías se presentó ante el pueblo y dijo: —¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él.
El pueblo no dijo una sola palabra. Entonces Elías añadió: —Yo soy el único que ha quedado de los profetas del Señor; en cambio, Baal cuenta con cuatrocientos cincuenta profetas. Tráigannos dos bueyes. Que escojan ellos uno, y lo descuarticen y pongan los pedazos sobre la leña, pero sin prenderle fuego. Yo prepararé el otro buey y lo pondré sobre la leña, pero tampoco le prenderé fuego. Entonces invocarán ellos el nombre de su dios, y yo invocaré el nombre del Señor. ¡El que responda con fuego, ése es el Dios verdadero! Y todo el pueblo estuvo de acuerdo.
Entonces Elías les dijo a los profetas de Baal: —Ya que ustedes son tantos, escojan uno de los bueyes y prepárenlo primero. Invoquen luego el nombre de su dios, pero no prendan fuego. Los profetas de Baal tomaron el buey que les dieron y lo prepararon, e invocaron el nombre de su dios desde la mañana hasta el mediodía.—¡Baal, respóndenos! —gritaban, mientras daban brincos alrededor del altar que habían hecho.Pero no se escuchó nada, pues nadie respondió.
Al mediodía Elías comenzó a burlarse de ellos:—¡Griten más fuerte! —les decía—. Seguro que es un dios, pero tal vez esté meditando, o esté ocupado o de viaje. ¡A lo mejor se ha quedado dormido y hay que despertarlo!
Comenzaron entonces a gritar más fuerte y, como era su costumbre, se cortaron con cuchillos y dagas hasta quedar bañados en sangre. Pasó el mediodía, y siguieron con su espantosa algarabía hasta la hora del sacrificio vespertino. Pero no se escuchó nada, pues nadie respondió ni prestó atención.
Entonces Elías le dijo a todo el pueblo:—¡Acérquense! Así lo hicieron. Como el altar del Señor estaba en ruinas, Elías lo reparó. Luego recogió doce piedras, una por cada tribu descendiente de Jacob, a quien el Señor le había puesto por nombre Israel. 3Con las piedras construyó un altar en honor del Señor, y alrededor cavó una zanja en que cabían quince litros de cereal. Colocó la leña, descuartizó el buey, puso los pedazos sobre la leña y dijo: —Llenen de agua cuatro cántaros, y vacíenlos sobre el holocausto y la leña.
Luego dijo: —Vuelvan a hacerlo.Y así lo hicieron. —¡Háganlo una vez más! —les ordenó. Y por tercera vez vaciaron los cántaros. El agua corría alrededor del altar hasta llenar la zanja. A la hora del sacrificio vespertino, el profeta Elías dio un paso adelante y oró así: « Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que todos sepan hoy que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo y he hecho todo esto en obediencia a tu palabra. ¡Respóndeme, Señor, respóndeme, para que esta gente reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que estás convirtiendo a ti su corazón!»
En ese momento cayó el fuego del Señor y quemó el holocausto, la leña, las piedras y el suelo, y hasta lamió el agua de la zanja. Cuando todo el pueblo vio esto, se postró y exclamó: «¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!»
Luego Elías les ordenó: —¡Agarren a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno! Tan pronto como los agarraron, Elías hizo que los bajaran al arroyo Quisón, y allí los ejecutó. Entonces Elías le dijo a Acab: —Anda a tu casa, y come y bebe, porque ya se oye el ruido de un torrentoso aguacero. Acab se fue a comer y beber, pero Elías subió a la cumbre del Carmelo, se inclinó hasta el suelo y puso el rostro entre las rodillas. —Ve y mira hacia el mar —le ordenó a su criado. El criado fue y miró, y dijo:—No se ve nada. Siete veces le ordenó Elías que fuera a ver, y la séptima vez el criado le informó: —Desde el mar viene subiendo una nube. Es tan pequeña como una mano.
Entonces Elías le ordenó: —Ve y dile a Acab: “Engancha el carro y vete antes de que la lluvia te detenga.” Las nubes fueron oscureciendo el cielo; luego se levantó el viento y se desató una fuerte lluvia. Pero Acab se fue en su carro hacia Jezrel. Entonces el poder del Señor vino sobre Elías, quien ajustándose el manto con el cinturón, echó a correr y llegó a Jezrel antes que Acab.
Señor gracias por Tu gran misericordia con nosotras y por Tu infinita gracia, te pedimos Padre que nos ayudes a tener un corazón que te busque, que nos ayudes a mantenernos firmes en este caminar contigo, te lo pedimos en nombre de nuestro Señor y Salvador Jesús, Amén.
Dios las bendiga, las quiero mucho;
Jackie C.
Que lindo estudio! Gracias por abrir su casita y darnos de su delicioso pan y papitas 🙂
Las quiero muchooooo….
Si Kari, lindo estudio, gracias a Dios por ésta comunidad de mujeres fieles 🙂