sepan todos ustedes, y todo el pueblo de Israel, que este hombre está sano en presencia de ustedes gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de los muertos. Este Jesús es la piedra que ustedes, los edificadores, rechazaron, y que no obstante ha llegado a ser la piedra angular. En ningún otro hay salvación, porque no se ha dado a la humanidad ningún otro nombre bajo el cielo mediante el cual podamos alcanzar la salvación.»
Y se preguntaban: «¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Tenemos que admitir que lo que han hecho es una señal innegable. Esto es evidente para todos los que viven en Jerusalén, y no lo podemos negar.
Pero Pedro y Juan les respondieron: «Juzguen ustedes: ¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes antes que a él? Porque nosotros no podemos dejar de hablar acerca de lo que hemos visto y oído.»
Ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a estos siervos tuyos proclamar tu palabra sin ningún temor. Extiende también tu mano, y permite que se hagan sanidades y señales y prodigios en el nombre de tu santo Hijo Jesús.» Cuando terminaron de orar, el lugar donde estaban congregados se sacudió, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y proclamaban la palabra de Dios sin ningún temor.
Y los apóstoles daban un testimonio poderoso de la resurrección del Señor Jesús, y la gracia de Dios sobreabundaba en todos ellos. (Hechos 4:10-12, 16, 19-20, 29-31, 33 RVC)
Entonces Pedro le dijo: «Ananías, ¿por qué le permitiste a Satanás que entrara en ti para mentirle al Espíritu Santo y sustraer parte de tu dinero? ¿Acaso el terreno no era tuyo? Y, si lo vendías, ¿acaso no era tuyo el dinero? ¿Por qué decidiste hacer esto? No les has mentido a los hombres, sino a Dios.» Al oír Ananías estas palabras, cayó muerto. Y a todos los que se enteraron les entró mucho miedo.
Pedro le dijo entonces: «¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? ¡Mira!, aquí vienen los que fueron a sepultar a tu marido, y ellos te sacarán también a ti.»
Esto hizo que toda la iglesia y todos los que supieron esto se llenaran de mucho miedo. (Hechos 5:3-5, 9, 11 RVC)
Que bonitos versos y que lindo ambiente se ve 🙂 Las extraño muchísimo, el verso que mas me tocó fue la fidelidad de Pedro y Juan “No podian dejar de hablar” que lindo ejemplo 🙂
Pero Pedro y Juan les respondieron: «Juzguen ustedes: ¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes antes que a él? Porque nosotros no podemos dejar de hablar acerca de lo que hemos visto y oído.»
También la extrañamos Kari. A mi me llamó la atención ese versículo y lo que Pedro le dijo a Ananías,
Entonces Pedro le dijo: «Ananías, ¿por qué le permitiste a Satanás que entrara en ti para mentirle al Espíritu Santo y sustraer parte de tu dinero?
¿Acaso el terreno no era tuyo? Y, si lo vendías, ¿acaso no era tuyo el dinero? ¿Por qué decidiste hacer esto? No les has mentido a los hombres, sino a Dios.» Hechos 5:3-4
Satanás entró y Él mintió al Espíritu Santo, no a los hombre sino a Dios.
Señor protegenos de las mentiras de Satanás.